El cantante Mike Paton posee una voz privilegiada, pero sus notas más apreciadas las consigue por medio de la gesticulación y no por el manejo del diafragma. Una gesticulación grotesca, propia del espectáculo exagerado y superproducido del rock, que se convirtió en una mina de oro para el interprete. Su trabajo me influenció años antes de que me decidiera a estudiar artes escénicas. Más tarde conocí el manejo de la mascara medieval y comprendí que su naturaleza se oponía al realismo del siglo XIX, mismo que se convertiría en el dogma académico del XX. Había leído ya algunos trabajos de Antonin Artaud, pero sólo a principios de este año conocí sus videos en internet. El teatro de la crueldad completo en mi cabeza una formula que se había ido construyendo a través de mis experiencias escénicas. Elaboré entonces una pequeña pieza de 10 minutos, inspirada en la situación de violencia que se vive en nuestro país, titulada "EURE". El montaje lo terminé en la ciudad de México, pero lo presenté por primera vez en Berlín.
La palabra "selbstschau" se traduce literalmente del alemán como introspección, pero sus particulas poseen otras variantes; la primera, selbst: si mismo, personal, individual, incluso, inclusive; y la segunda, schau: mirar, mostrar, búsqueda. En la ambigüedad de estos significados, está su pragmatismo.
Luego de la primera presentación me he encontrado, por casualidad en internet, con un manifiesto en torno a la disciplina japonesa de la danza butoh. Tras leerlo, no pude evitar hacer mías varias de sus justificaciones teóricas, como la aversión por la erudición, el virtuosismo técnico o lo artístico. El selbstschau no es una técnica ni una expresión; mi trabajo no define al selbstschau, es apenas una aproximación de lo que éste puede llegar a ser. No puede ser un pretexto para solicitar apoyos oficiales del estado ni para justificar las jerarquías coloniales de la academia. Porque lo que el selbstschau es, ha estado siempre presente en el teatro, debajo de todos esos métodos y egos desbordados; contrario a esas supermarionetas lamebotas y esos productores de ombligos enormes. Si los actores académicos se identifican con la frase victoriana "mierda", los creadores del selbstschau deben desearse suerte en el escenario diciendo "yo no vengo a ver si puedo, sino porque puedo vengo".
El selbstschau es al cuerpo del actor, lo que la teoría de las cuerdas al átomo.
Esto no es un manifiesto ni una vanguardia.
A continuación presento algunos ejemplos de mis exploraciones en la búsqueda de selbstschau, y les aseguro que no es nada que no se haya visto antes en el teatro.
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