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domingo, 12 de junio de 2011

intento

Intento destruirme, intento escapar de un sueño, salir del encierro de las sábanas- Comencé con pequeños desafíos, pasando fronteras invisibles para sentirlas quebrarse- He visto con recelo los límites, los he visto brincar caprichosamente, desdibujarse- estaba aburrido y me volví loco- Cayeron las paredes que albergaban antiguas relaciones, huyeron azuzadas las flores y los besos- intenté tomar un camino de vuelta, lo busqué debajo de las piedras, golpeé las puertas- Quiero sentirme más allá de mi cabeza, saber que puedo existir sin tu mirada- Ahora entiendo lo importante que era nuestra conversación nocturna- intento conectar los mundos, hacerlos chocar para comprobar su solidez, fundirlos en pensamientos encimados como capas de una misma existencia- intento destruirme, desmembrarme, esparcirme sobre la superficie y explorarme; tomar pequeñas pruebas de eso que fui y que no vuelve porque me lo arranqué- Crucé por el lado peligroso y sufrí daños: soy lo que queda de mi, desconcertado- intento reconstruirme con pedazos de otros cuerpos, robando caricias, seduciendo pensamientos con collages- cada nuevo dibujo sobre mi cáscara, aumenta la presión del vacío- Intento continuar sobre el dibujo de una vereda en una hoja de papel; quiero volar sin arriesgar el suelo- Por eso muerdo corazones palpitantes, aunque después deba lamer pisadas y pagar destierros- me recuerdas? Ya estoy muerto; vengo a llorar a tú entierro- ya no pienso en lo correcto: estoy respirando lo poco que absorbe mi cuerpo, escupiendo lo que siento demasiado bueno- Discúlpame: no me perdones; te estoy tomando la medida por el puro acierto- Volviendo a pasar por todos mis errores como un necio, para encontrarte en el instante en el que empezó esto.

hostil

Hostil, severo; el mundo es una piedra, un bosque nocturno, una ciudad desierta con los focos encendidos.

Pasa una mujer sola, cantando a coro con sus audifonos; sueña una grabación como su vos entre nubes.

Los árboles guardan silencio, lo guardan bien, lo guardan de nosotros. Adornados con series de pequeños focos, cumplen la sentencia de anunciar negocios y ser trozos del pueblo amistoso.

Estoy fuera, oigo a través de los ojos, que con su crueldad me arrullan. Respiro paz, silencio, orden, me enveneno.

Hay la memoria del animal acechante en cada sombra del paisaje azfaltico, queriendo correr a la verdad del cuerpo, corromper el bien del pensamiento, exalar viento, romper el tiempo y ser.

Soplan sonidos de motores blancos cruzando el derredor, cada uno en dirección de un cuarto, un foco y una vos de encanto.

Manifiesto

Estimábamos a las brujas: Cuando comenzó la cacería, denunciamos a cuanta inocente para confundir a los sabuesos del santo oficio, y casi los convencemos de exterminarse. Sin embargo, por esos días, nuestras chocarreras protegidas llegaron a una revelación esencial: era su maléfica presencia la justificación ideal para la existencia de dios y de la iglesia: sin la posibilidad de los mundos que sólo ellas eran capaces de invocar, se volvía obsoleta la versión cristiana de zeuz. - Sin dar constancia de broma o sacrificio, desaparecieron en combustión espontánea, dejándonos como únicos herederos de la otra visión. - Entonces vino el materialismo, la industria, la modernidad. - la justicia y la ley se propagaron como plagas bíblicas, dejando regado por el mundo su atropello: el estado. - Vimos la necedad petrificarse en rasca cielos y escurrirse por cañerías, mientras la verdad era practicada de 7 a 20 horas, sembrando en la voluntad el viejo ardid de la democracia. -En la madrugada infinita salimos a violarla tumultuariamente para quitarle las ganas de vivir-. El ciclo fue interrumpido por el acicate del progreso, acabando la intuición a fuerza de futuro. -No es lo mismo pensar que razonar: la razón se la dejamos a ustedes-. 
No nacimos, no nos adoctrinamos, no desapareceremos.

Amo la melancolía

    Soy víctima del más vil de los masoquismos, pues teniéndole pudor al ardor del látigo, debo conformarme con tormentos débiles que no alcanzan a saturar el presente. 
La nostalgia arrastra su fantasma mustio siempre a mis espaldas, negándose a satisfacer una sola de las imágenes con que se insinúa. 
El deseo pincha mis ojos, revuelve mis pensamientos con sus consejos trillados, pero su piel está hecha de hojas secas que sólo añaden polvo a la frustración. 
Hay una mariposa dormida dentro de mi estomago: debe ser uno de esos ratones viejos que se ocultan en los techos para morir. 
Una vez por semana tomo un laxante. 
otra, un té de hierbabuena. 
Amo la melancolía por su forma de tomarme el pelo; por su manipulación de vieja bruja costeña, haciéndome creer que está pasando algo.
Odio a la melancolía por su forma de tomarme el pelo; por su manipulación de vieja bruja costeña, haciéndome creer que está pasando algo. 
Extraño la melancolía. 
Estoy harto de ella y sus gimoteos infantiles. 
Cambio mi melancolía por una credencial de elector o cualquiera de esas cosas inútiles que saben guardar silencio y mantenerse dentro del margen de su inutilidad. 
Razón, devuélveme a dios para ser insignificante, el liberalismo para ser arrogante, el socialismo para matar. 
Regrésame mi barco de papel.