Ejerciendo mi pequeño poder sobre el teclado, obligo al monitor a entregarme sus opciones como premios a mi pura existencia.
Tras la tibiesa del cristal.
Metido en la capsula de los derechos humanos donde el padre Nación me colocó para protegerme de la clandestinidad, la marginación, el frío, el hambre.
Soy Como Tú, ese es mi nombre; ostento mi individualidad hedonista.
Sé que todo es consecuencia de mí, reflejo mío, por eso utilizo el poder de mi sonrrisa para detener terroristas y noruegos locos, para que los narcos se mantengan el filo de mi aburrido morbo, pero jamás se mezclen en la perfección de mi aparador.
Toda contradicción será resuelta por la hermana televisión, con formulas ligeras que no atentan contra la memoria ram.
Tengo paz, utopia privada donde los sistemas politicos han conseguido conciliarse con la líbido. ¡Gracias Freud!
Gracias Michael Jakson, gracias web cam.
Que se extienda este instante de concordia humana, de frontera a frontera y a través de los tiempos, cueste lo que cueste.