Durante el siglo XX, luego de superar la idea del postmodernismo, el pensamiento académico formuló la idea de "el fin de la historia", Con un estado utópico obsoleto por el abandono de las dos principales doctrinas, socialismo y liberalismo, impulsado por el periodo de deflación consecuente al final de la segunda guerra mundial. La visión era tan acertada que ganó gran aceptación y se esparció como pólvora, no bien había iniciado el siglo XI. La geopolítica reflejaba a cada momento, lo que los teóricos anunciaban semanas o días antes. Habían regresado el academicismo y su ilustre brillo.
Sin embargo la mente de los ilustres doctores, no podía estar libre del positivismo, que el la raíz de la utopías y también de la academia. Fue así que, actuando como conferencistas en un curso de auto superación, comenzaron a anunciar la oportunidad en medio de la crisis. Los más respetados catedráticos del mundo, confundidos por su propia demagogia, vieron el final de los viejos modelos utópicos, pero fueron ciegos al nuevo y totalitario régimen. Como si ellos fueran los únicos que vivían a expensas de los presupuestos de investigación universitaria, olvidaron al resto de la planta docente, en donde se gestaba, aun mismo tiempo, el nuevo plan global.
En cuanto comenzó la crisis, y antes, los torpes demagogos y su séquito de oportunistas, tenían ya la costumbre de respaldarse en la asesoría de los académicos (de algo tenía que valer el tenerlos mantenidos por tantos años). Como una explosión universal, conectada por la telepatía de tantos siglos de enajenación educativa, surgió de manera espontánea una misma idea en toda la superficie del globo: la AUSTERIDAD. El primer programa teórico práctico que llevaba por vez primera al campo de batalla, la combinación de todos los sistemas utópicos, reducidos a formulas productivas en el control de las masas. La austeridad cambió en un par de décadas, lo que las revoluciones habían tardado tres siglos en construir; cambió el rostro del mundo y el pensamiento de quienes lo habitan, como si hubiera sido algo esperado por toda la historia de la humanidad, en un horizonte digno de la imaginación de Hegel.
El problema con la austeridad es que, entre más avanza, más se destapa como un modelo totalitario. Gracias a nuestros buenos académicos de izquierda, este totalitarismo nos ha agarrado totalmente desprevenidos, sus políticas ya provocan reacciones violentas, pero estas no parecen intimidarlo ni hacerle cambiar el rumbo. ¿Por cuánto tiempo se extenderá el modelo? ¿Cuáles eran sus alcances? Algunas opiniones de hechura posterior al "final de la historia", se inclinan por la idea de que no estamos sino llegando al periodo clásico de la era moderna. En otra palabras: este es apenas el principio de un totalitarismo sin precedentes.
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