Estimábamos a las brujas: Cuando comenzó la cacería, denunciamos a cuanta inocente para confundir a los sabuesos del santo oficio, y casi los convencemos de exterminarse. Sin embargo, por esos días, nuestras chocarreras protegidas llegaron a una revelación esencial: era su maléfica presencia la justificación ideal para la existencia de dios y de la iglesia: sin la posibilidad de los mundos que sólo ellas eran capaces de invocar, se volvía obsoleta la versión cristiana de zeuz. - Sin dar constancia de broma o sacrificio, desaparecieron en combustión espontánea, dejándonos como únicos herederos de la otra visión. - Entonces vino el materialismo, la industria, la modernidad. - la justicia y la ley se propagaron como plagas bíblicas, dejando regado por el mundo su atropello: el estado. - Vimos la necedad petrificarse en rasca cielos y escurrirse por cañerías, mientras la verdad era practicada de 7 a 20 horas, sembrando en la voluntad el viejo ardid de la democracia. -En la madrugada infinita salimos a violarla tumultuariamente para quitarle las ganas de vivir-. El ciclo fue interrumpido por el acicate del progreso, acabando la intuición a fuerza de futuro. -No es lo mismo pensar que razonar: la razón se la dejamos a ustedes-.
No nacimos, no nos adoctrinamos, no desapareceremos.
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