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lunes, 4 de febrero de 2013

Chaca es chido

La educación aburguesada, que la SEP ha inculcado a todos los estratos de la población, se traduce en antagonismo por la propia cultura. Mientras, por un lado, se pretende celebrar las "raíces indígenas"(raíces cercenadas por la desmemoria y enterradas por la ignorancia), por el otro se desprecia todo lo que esté relacionado con la vigencia de la cultura indígena.

Un ejemplo: el Anáhuac, territorio indefinido por la geometría euro-centrista (léase: cartografía), pues no se trata de una extensión de tierra, sino de un área de influencia cultural, delimitado por la lengua madre: el nahuatl. Esta área, cuya presencia se muestra de manera más clara al centro del país, coincide con los dominios del imperio Azteca y con los grupos étnicos que aliarían a los españoles para desventaja de los primeros. Los "Ñeros", contrario a la creencia popular, no son exclusivamente chilangos. El modo de hablar que identifica a una cultura de dudosa procedencia, mantiene su influencia dentro de los mismos límites que antes definieran a ese indefinible Anáhuac  No obstante la clara aceptación que muestran indígenas de todo extracto y toda latitud dentro y fuera del territorio nacional, por este dialecto sincrético-modernista, la media-educacional  (a falta de clase media) apoyada en los medios masivos de comunicación, muestra su rechazo de manera reiterada y genofóbica, por medio de apodos que llegan a ser, entre la media-educacional, mucho más populares que el original "Ñero"; apodos tales como "Naco" o "Chaca" permean el odio al frente de la conquista cultural.

Para la "media", resulta harto difícil llamar a las cosas por su nombre. Los ñeros se auto nombran ñeros y se enorgullecen de ello (existen, por supuesto, excepciones afectadas por la enajenación educativa). El otorgar un  sobre nombre es, además del frente de la conquista cultural, un lugar de seguridad para quien lo pronuncia, un puesto de control. Palabras como naco o chaca son aceptadas de inmediato por el real y académico español, mientras que los vocablos ñeros tardaron cientos de años en introducirse al lenguaje oficialista.

Al contrario de la agresividad militar con la que el español aplasta a sus enemigos lingüísticos, el ñero seduce desde la resistencia, introduciéndose en los lechos de las señoritas educadas sin que estas se percaten del momento en que su boca fue invadida por expresiones tales como: Chale, chido, chingón, etc. De ahí que durante los ochenta se acuñara la popular frase "naco es chido", como una invitación al reconocimiento propio, al reencuentro con la sangre y la piel.

Aunque, cabe aclarar, sólo lo ñero es auténticamente chido.

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